Hoy hace exactamente 39 años que un comando de extrema derecha
asesinaba en el número 55 de la calle Atocha de Madrid a cinco camaradas
del PCE y las CCOO. Son las víctimas de la llamada primera Transición,
lo que los estadounidenses denominan "víctimas necesarias" para
consolidar los procesos democráticos que ellos teledirigen en todas
partes, o simplemente como piezas de los intereses geoestratégicos del
imperialismo. Como hoy en los países árabes y en muchos otros lugares
del planeta, algunos tan cercanos como París, los inocentes mueren
mientras los culpables reales pisan las moquetas de los despachos, en
palacios y cuarteles. Atocha es un crimen de Estado que aún requiere
muchas respuestas y la memoria de los abogados/as de Atocha es un faro
para iluminar los entresijos de lo que se da en llamar segunda
Transición. Al igual que el de ellos/as en 1977, nuestro objetivo
primordial es la ruptura democrática frente a una reforma cuya
pretensión es dejarlo todo igual (cambiarlo todo para en realidad no
cambiar nada), comenzando por una monarquía que debería rendir muchas
cuentas, desde la "modélica y pacífica" Transición teñida de sangre
hasta la actualidad de la corrupción y la dictadura del IBEX 35.
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